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martes, 4 de abril de 2017

viernes, 24 de junio de 2016

Vértigo y El cielo de Siberia. Eugenia Ginzburg





    Estos dos libros contienen el apasionante relato autobiográfico de la escritora y profesora rusa Eugenia Ginzburg (1904-1977). Miembro del Partido comunista ruso, sufrió una de las sangrientas depuraciones de Stalin y fue deportada a Siberia tras una parodia de juicio. Sobrevivió tras 18 años bajo las crueldades del Gulag soviético. Fue rehabilitada en 1955. 




    Sobrecoge la narración de las experiencias vividas en las cárceles por las que pasó, los trabajos forzados en los lager, la infamia de los personajes crueles a los que estuvo sometida, y también el sufrimiento impotente de muchos miles de inocentes como ella. Es un relato sereno, que busca la objetividad, casi todavía incrédulo ante lo que contemplaron sus ojos y sufrieron sus carnes y su alma. Pero un relato sincero, de algo tan indeleblemente grabado en su memoria que no debe sorprender que recuerde con tanto detalle.






    Mujer de pensamiento cultivado, aunque atrapada en los rígidos dogmas del marxismo, la evidencia de tanta contradicción en los principios marxistas, y la maldad de un sistema en el que antes creía, quiebran los cimientos de sus ideas y su forma de entender la vida. Con la viveza y el sereno rigor de una profesora, va describiendo las diversas etapas de su evolución intelectual y moral en esos años.



Mujeres y niños en un lager soviético



    El bien siempre está presente en el mundo, incluso donde el mal sobreabunda. Eugenia es testigo de hechos que le golpean, como el de ver morir por su fe a un grupo de admirables religiosas, condenadas a morir en un lago helado por negarse a trabajar en domingo, porque es el día que debe dedicarse a  honrar a Dios, y a pesar de que se comprometían a compensar trabajando más el resto de la semana.   En el relato del martirio se percibe el impacto de ese ejemplo de coherencia y valentía en la conciencia de Eugenia


    Sumergida en ese mundo de odio y terror, intuye también la importancia del perdón que enseña el Evangelio,  y sobre todo la necesidad de pedir perdón a quienes equivocada e injustamente hemos hecho daño. Quien no es capaz de pedir perdón se prepara para seguir cometiendo injusticias. Sorprendida, descubre que el horror nos sitúa ante la íntima necesidad de entonar, nosotros también, el "mea culpa" por nuestras malas acciones y por el bien que hemos dejado de hacer a sabiendasEs significativo cómo siente surgir ese sentimiento dentro de sí misma en el lager de Belichié 

    "Ví cómo se alzaba de pronto, en medio de aquel abismo de barbarie moral, el grito de Mea máxima culpa!, y cómo este grito devolvía al hombre el derecho de llamarse hombre. Y comprobé así que la necesidad de arrepentirse y de confesarse es, realmente, una constante del alma humana.

    Se me podrá objetar que es más frecuente encontrar hombres que proclaman a gritos su inocencia, descargando las propias culpas sobre la época, sobre el prójimo, sobre su juventud e inexperiencia. Y es verdad. Pero estoy casi segura de que los que se proclaman inocentes a gritos lo hacen precisamente para acallar la voz interior, suave e implacable, que les recuerda continuamente su responsabilidad personal... 

    En todo corazón late un mea culpa, y sólo hay que saber cuándo prestará oído el hombre a esas dos palabras que resuenan en lo más hondo de su ser.

    Durante las noches de insomnio se oyen muy claramente. Esas noches de insomnio en las que, como dice, Puskhin, todos "releemos la vida con horror", y nos estremecemos, y maldecimos. En el insomnio, la conciencia no se consuela por no haber participado directamente en los asesinatos y en las traiciones. Porque no sólo mata el que asesta el golpe, sino los que han avivado su odio. De uno u otro modo. Repitiendo irreflexivamente peligrosas fórmulas teóricas. Levantando en silencio la mano derecha. Escribiendo cobardemente una verdad a medias. Mea culpa..."


    Al cabo de años de sufrimientos en el Gulag, pierde toda esperanza de salir de allí con vida. Vive con el convencimiento de que Stalin no perdonaría nunca a quienes había hecho tanto daño; que ninguno de los deportados podría salir nunca de aquel engranaje de castigo, porque debía ser muy duro para el tirano reconocer las tremendas injusticias cometidas, y admitir que vivieran en libertad los miles y miles de hombres y mujeres inocentes cuyas vidas rompió tan despiadadamente.


    Descubrirá también, en medio de tanta maldad, que existe la bondad, y se le aparece en la persona de un prisionero católico, médico, con el que más tarde se casaría. Exiliada a Europa, se convirtió al catolicismo y falleció en 1977.





lunes, 18 de agosto de 2014

El regreso del hijo pródigo. Un maravilloso cuadro de Rembrandt






El regreso del hijo pródigo. Meditaciones sobre un cuadro de Rembrandt
Henri J.M. Nouwen

Henri Nouwen (1932-1996), sacerdote católico holandés, fue profesor en varias universidades de Estados Unidos y en sus últimos años abandonó sus clases para trabajar como capellán en una institución dedicada a la atención de deficientes mentales. 


Este libro es la narración del impacto interior que le produjo la contemplación del famoso cuadro de Rembrandt, en que aparecen los personajes principales de la extraordinaria parábola de Jesús sobre el hijo pródigo, recogida en el capítulo XVdel Evangelio de san Lucas. Retrata el momento del retorno: el Padre acoge con un abrazo maternal al hijo, que vuelve sucio, arruinado y humillado, pero arrepentido, al hogar del Padre, ante la mirada fría y desconfiada del hermano mayor.


Con una  valiosa erudición pictórica, Nouwen nos enseña a contemplar la pintura, y a descifrar la propia experiencia vital de Rembrandt.  La luz, los claroscuros y colores, los estudiados ropajes, gestos y actitudes  de cada personaje,  muestran una profunda asimilación de la enseñanza que Jesucristo nos ha  querido transmitir sobre el amor paternal de Dios a cada persona. Es una magistral imagen de las consecuencias de nuestra condición de hijos de Dios, en perfecta sintonía con la enseñanza de la Iglesia católica sobre la filiación divina.  


El autor se fija primero en la imagen del hijo menor,  el que se marchó de la casa del Padre de manera destemplada y desagradecida, hastiado de una vida aparentemente monótona, buscando  independencia y placer. Ahora regresa en actitud humilde y compungida, extraordinariamente interpretada por Rembrandt. Nouwen extrae consideraciones que invitan a la reflexión personal, al contrastar la propia conducta con la del personaje del cuadro.


Después repara en el hijo mayor, en su rostro frío y distante, incapaz de participar de la alegría del Padre por la vuelta del hijo descarriado. Su aparente dignidad, propia de quien se ha  mantenido junto al Padre en su casa,  está ensombrecida por una heladora falta de comprensión y de afecto: no ha entendido todavía la capacidad de perdón y de olvido de las ofensas que tiene el amor verdadero.


Y por último, descubre al Padre, su actitud maternal, acogedora, benevolente, dispuesta al perdón. En el Padre la alegría por el regreso del hijo arrepentido es mucho más grande que el sentimiento de ofensa.  Y en esa actitud Nouwen descubre el sentido de su propia vocación, que es en el fondo el sentido de toda vocación cristiana: participar del amor de Dios Padre por cada hombre, hacer sentir a cada persona que no está sola, que se la quiere. Un amor que no conoce fronteras,  siempre dispuesto a acoger y perdonar por grandes que hayan sido los desprecios y ofensas recibidas. 


Uno de los autores que más ha profundizado en el amor paternal de Dios por los hombres, y en el correspondiente sentido de la filiación divina, es san Josemaría Escrivá. Por eso, un buen complemento de este libro es la homilía La conversión de los hijos de Dios, en Es Cristo que pasa, nº 64. Su comentario  a este mismo pasaje del Evangelio es, más allá de la mera contemplación del cuadro, una invitación a sacar consecuencias operativas de la maravillosa realidad de nuestra condición de hijos queridísimos de Dios.   


Inserto este video en que el fundador del Opus Dei habla precisamente de la maravilla que supone un Dios siempre dispuesto a perdonar:







jueves, 26 de septiembre de 2013

Todo está tranquilo. Mary y Carol Higgins Clark





Todo está tranquilo (Dashing Through the Snow) 

Mary y Carol Higgins Clark. Randon House Mondadori. 2010 

 

"Mucho se espera del que mucho recibe." Así concluye esta simpática historia, que tiene por protagonistas a Alvira Meehan, detective aficionado, y Regan Reilly, investigador privado, habituales personajes en las novelas de Carol Higgins

 

Todo transcurre en Brascombe,  un tranquilo pueblecito de New Hampshire, en vísperas de la Navidad. Mientras caen los primeros copos de nieve, sus habitantes se  preparan para estrenar la Fiesta de la Alegría, un feliz hallazgo de citty-marketing del equipo del alcalde. Con el tiempo esperan que llegue a convertirse en famosa  atracción turística que anime la precaria economía local.

 

Pero todo se altera cuando un grupo de empleados del supermercado de Brascombe es agraciado con el premio gordo de la lotería. Alvira, presidenta del Grupo de Apoyo a los Ganadores de Lotería (¡los americanos tienen grupos de apoyo para casi todo!)  se siente obligada a entrar inmediatamente en acción. Bien sabe por propia experiencia que encontrarse de pronto con una fortuna de 180 millones de dólares es una situación de alto riesgo, sobre todo síquico y moral. De la noche a la mañana, la vida de los afortunados  se complica  enormemente, y su fortuna puede llegar a convertirse en una pesadilla.

 

La intervención de Alvira resulta providencial. Una banda de estafadores, que operan como “asesores financieros”, está al acecho. (¡Asesores financieros! Una profesión que requiere un buen lavado de imagen…) Está en peligro no sólo el dinero y la tranquilidad, sino la propia vida de los ganadores: el joven Duncam, empleado del supermercado, y su adorable novia Flower.

 

Escrito  en clave de humor, el relato casi parece un cuento de Navidad.  Una historia de esas en las que la inocencia y bondad de los buenos reciben su premio, y la malicia e hipocresía de los malos es desenmascarada y castigada.  Como debe ser. Eso sí, el castigo es proporcional a la maldad, porque hay malos que no lo son tanto, y hay malos redobladamente malos…  Incluso hay malos que se arrepienten. (Arrepentimiento: otra palabra que hay que poner de moda. Describe una de las actitudes más liberadoras de la persona: el dolor de haber hecho algo malo y el deseo de no volver a caer en esa ofensa a Dios y a los demás. Qué risa -y qué lástima- esos personajillos que declaran ufanos “no tengo nada de qué arrepentirme...")

 

Se lee con gusto, sin grandes complejidades intelectuales. Sólo eso: pasar un rato agradable y simpático, que no es poco. Las Higgins Clark, madre e hija, lo consiguen casi siempre.  

 


sábado, 14 de septiembre de 2013

La fuerza pacificadora del perdón


 Cien preguntas sobre Encontrarás Dragones


Antonio Gómez Sáncha






Este libro contiene un sugerente diálogo, en forma de entrevista, entre el director y uno de los productores de la película Encontrarás dragones,  Rolland Joffé y Antonio Gómez Sancha.


Rolland Joffé explica el proceso intelectual  que le llevó a interesarse por el proyecto de dirigir la película, ambientada en el entorno de la guerra civil española y en la que uno de los personajes es un sacerdote santo, Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei.


En sus respuestas Joffé realiza un notable  ejercicio de  reflexión intelectual sobre el pensamiento contemporáneo. Me han parecido luminosas y expresivas sus ideas  acerca de muchas cuestiones: el odio y el perdón, la violencia y  el amor, la religión y  la cultura, el pecado y la acción de Dios en la historia a través de las almas santas


¿Se puede santificar lo ordinario cuando estás acorralado por el odio?

Joffé ha situado a Josemaría Escrivá en la guerra. ¿Por qué? El fundador del Opus Dei –“el santo de lo ordinario”, le llamó Juan Pablo II-  predicó que hay que saber encontrar a Dios en la vida corriente. Eso es bonito en un contexto de paz, pero en un contexto bélico, acorralado por el odio y la persecución ¿en qué consiste? Quiso saber cómo santificó las terribles circunstancias de la guerra fraticida quien predicó la hermosura de la vida corriente. Y le sorprendió lo que encontró.




Cuando la vida se nos complica, hay que escoger entre dos actitudes. Una es  dejarse arrastrar por las pasiones (los dragones, esos demonios interiores de la ira, el odio, el rencor y la venganza que todos llevamos dentro). La segunda actitud es luchar por dominar esas pasiones. Es la actitud que escogen los santos. 

Tanto Rolland Joffé como Gómez Sancha sorprenden al lector, desde perspectivas diferentes, con la profundidad de su percepción del cristianismo: “El protagonista de la película no es Manolo, ni Oriol,… es Jesucristo, porque versa sobre el sufrimiento y el pecado. Y en el sufrimiento encontramos siempre a Jesucristo.”


El amor está trufado de sufrimiento


Hay una íntima conexión entre amor y sufrimiento. “El amor está trufado de sufrimiento porque en gran medida encuentra su expresión en él. Amarás a los que sufren” significa que entre esos dos términos existe una conexión profunda que debe ser comprendida. De otro modo la vida se vuelve insoportable. Sin el vínculo que proporciona el amor nos rompemos. Por eso Manolo se queda aislado, roto, sin capacidad de reacción.”


La vida es religión


¿Pasará de moda la religión, como auguran algunos? Imposible.  La religión es la respuesta a preguntas que el hombre no puede dejar de hacerse. ¿Por qué tengo que morir? ¿Por qué el amor no consigue que todo sea perfecto? ¿Qué es el odio?  

Nadie puede evitar esas preguntas, y la religión es precisamente la encarnación de esas preguntas en cada persona. Con las respuestas,  más o menos acertadas, cada persona y la sociedad  en su conjunto construyen su cultura.  En el fondo, la vida  es religión.


Incluso la decisión de no querer hacerse esas preguntas genera una oscura forma de religiosidad, basada en la creencia de que es mejor no inquietarse con preguntas incómodas. Y el ateo construye su propia religión en torno a unas respuestas nada científicas y muy poco humanas.


Existimos por amor


¿Por qué existe algo en lugar de nada? Esa es la gran pregunta. Y si la respuesta fuese “por amor”, entonces vivir y dar a otros la vida es un maravilloso regalo, y no un intermedio entre dos nadas.

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Surgen también a lo largo de la entrevista muchas anécdotas acerca del rodaje: el ánimo de los actores ante determinadas escenas inesperadas, cómo superaron dificultades técnicas insalvables... Experiencias sencillas y prácticas, como la importancia de que productor y director congenien. “Si la relación es buena, se dedicará más tiempo a ser creativos que a preocuparse por las minucias de cada día.” A la vista del libro, y de la película, hubo buena sintonía entre ambos. 

Aquí la opinión de Marta Manzi, de la Oficina de Información del Opus Dei en Roma, acerca de la película. Y aquí las diferencias entre la ficción de la película y la realidad de la vida de san Josemaría. 

El libro es muy interesante para un público amplio, y  también para cineastas y amantes del séptimo arte. 



sábado, 20 de julio de 2013

Desde la dimensión intermedia



                                                


Desde la dimensión intermedia. Mercedes Salisachs. Ed B 2003


    Un abogado y escritor  de éxito sufre un atentado de ETA. Mientras se debate entre la vida y la muerte, su vida pasa ante sus ojos. Y ve todo con una nueva perspectiva:  relaciones, familia, colegas, amistades reales o supuestas, enamoramientos frívolos…

    La luz que ya le empieza a prestar la cercanía de Dios arroja sobre su vida una nueva claridad. Poco a poco  se le muestran  las verdaderas motivaciones, los sentimientos ocultos, nunca sospechados por él, de las personas que ha tenido a su alrededor.

    Se percibe en el estilo de Salisachs una fina sensibilidad para captar los movimientos sicológicos, las reacciones interiores, no siempre afloradas pero que siempre dejan huella en la persona. El odio y el resentimiento proceden del egoísmo, y dejan un rastro de tristeza y soledad. En cambio, quienes tienen la fortaleza necesaria para devolver bien por mal y llegan a perdonar son personas serenas, que dan paz a su alrededor.  

    Hay un fondo cristiano siempre presente en los escritos de Salisachs: “Para que Dios nos perdone, hemos de olvidar y perdonar los errores ajenos. En el más allá descubriremos hasta qué punto hemos podido ser los causantes de errores ajenos: a menudo las desidias propias y los olvidos premeditados pueden provocar males graves a otros.

    Maneja una cariñosa ironía en sus descripciones.  Así, cuando pinta a ese tipo de persona que acostumbra a mantener una “cordial lejanía”: “procuraba ser amable y simpática sin dejar de mostrarse algo distante. Me impresionaba su forma de imponer lejanías cordiales…” O retrata el estilo profesional de algunos abogados: “Un abogado que quiera medrar ha de saber dominar los músculos de su cara, mostrar atención hacia el cliente, no desgana, y transmitir seguridad, firmeza, confianza.”

    Juzga las conductas con ternura y comprensión, pero llama a las cosas por su nombre, sin falsas compasiones.  Por ejemplo, no se corta al calificar a ciertos frecuentes  “enamoramientos”, poco consistentes, como “remedos de zancadillas, egolatría, fugacidad, ganas de ver en el otro lo que nosotros queremos ver; nos enamoramos de lo que nos atrae: en el fondo de nosotros mismos. No son amor. La belleza y la juventud son fortunas prestadas.”






sábado, 17 de noviembre de 2012

Sabina Alandes, una de las primeras mujeres del Opus Dei, recuerda a san Josemaría


Nos acompaña ya desde el cielo Sabina Alandes, una de las primeras mujeres del Opus Dei. En 1944 acudió a Madrid desde Valencia (vivía en Villanueva de Castellón) junto a varias amigas (Victoria López-Amo, Raquel Botella y Digna Margarit) para hacer un curso de retiro espiritual en el primer centro de mujeres del Opus Dei, situado en la calle Jorge Manrique. 

Sabina dejó escrito en 1951 el recuerdo de aquellos días, que marcaron un hito en su vida:

    Los ejercicios en Jorge Manrique con el Padre me abrieron horizontes nuevos. Vi amor de Dios en Jorge Manrique, unido a una naturalidad tan grande que estaba loca de contenta por haber conocido aquello. Pasé algún mal ratillo, pero podía más en mí la alegría que veía en las de Casa y la caridad de su vida de familia, que las preocupaciones que pudiera tener. Pedí allí mismo la admisión.


Poco antes de fallecer grabó estos recuerdos sobre san Josemaría, a propósito de la película Encontrarás dragones. Relata lo bien que refleja la película algo que ella vio en el fundador del Opus Dei: su capacidad de perdonar, su amor a la libertad, su alegría y buen humor.




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