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jueves, 31 de diciembre de 2020

Suite francesa

 


Suite francesa. Irène Némirovsky. Ed. Narrativa Salamandra.

 

Excepcional novela, en parte autobiográfica, sobre la ocupación nazi de Francia, que la autora fue escribiendo al hilo de los acontecimientos que sufrió en su propia carne.

 

Detenida en 1942 por la gendarmería francesa y entregada a los nazis, Irène Némirovsky fue asesinada en Auschwitz poco después. El manuscrito, truncado en el momento de su detención, fue guardado por sus hijas, que consiguieron ocultarse de los gendarmes y finalmente pudieron esconderse en un convento de monjas católicas hasta el final de la guerra.

 

Con una escritura ágil y elegante, la novela está concebida como una pieza musical en cinco partes, de las que sólo escribió pudo escribir dos. 


Llama la atención la frescura de los hechos que describe, con realismo, logrando un testimonio de primera mano sobre el desmoronamiento social y moral de la Francia ocupada. 


Es una narración lúcida, sin sentimentalismos, propia de quien percibe la triste realidad que le circunda, las conductas gregarias ante legislaciones injustas, y ansía respirar en libertad.


Irene Nemirovsky con sus dos hijas


Resalto varias de sus agudas observaciones acerca del comportamiento humano, cuando es puesto a prueba por la adversidad:

 

Egoísmo de los adolescentes

La crueldad de que son capaces algunos adolescentes, producto de una imaginación muy viva y sensible, totalmente ensimismada, absorta en su propia alma: el adolescente no se compadece de las desgracias ajenas, no las ve, sólo se ve a sí mismo.

 

Compasiones falseadas por el egoísmo:

“Decía “nos” (a qué pruebas “nos” vemos sometidos…) por ese sentimiento de pudor que nos impulsa a fingir males similares a los del desventurado que tenemos delante…” Aunque el egoísmo deforma nuestras mejores intenciones, “tan ingenuamente que somos capaces de decir a un tuberculoso en fase terminal, con la mayor inocencia: lo compadezco, porque sé lo que es: tengo un reuma que no me deja vivir desde hacer tres semanas...”

 

Educación

La buena educación sirve precisamente para corregir las reacciones instintivas de los seres humanos.

 

Juicios temerarios

“En el fondo todos juzgamos a los demás según nuestro propio corazón. El avaro cree que a todo el mundo lo mueve el interés; al lujurioso, el deseo…”

 

Libertad frente al Estado opresor

“Quiero ser libre (…) Me importa menos la libertad exterior, la libertad de viajar, de irme de esta casa… que ser libre interiormente, elegir mi propio camino, mantenerme en él, no seguir al enjambre

Odio ese espíritu comunitario con el que nos machacan los oídos. Los alemanes, los franceses, los gaullistas, todos coinciden en una cosa: hay que vivir, pensar, amar como los otros, en función de un Estado, de un país, de un partido. 

¡Oh, Dios mío! ¡Yo me niego! Soy una pobre mujer, no sirvo para nada, no sé nada, pero ¡quiero ser libre! Esclavos, nos han convertido en esclavos… La guerra nos manda a este sitio o al otro, nos priva de bienestar, nos quita el pan de la boca…”

 

Enamoramiento

“Estaban solos en la enorme casa dormida. Ninguna confesión, ningún beso, sólo el silencio… Más tarde, conversaciones febriles y apasionadas durante las que hablaban de sus respectivos países, de sus familias, de música, de libros… Los invadía esa extraña felicidad, esa prisa por desnudar el corazón ante el otro, una prisa de amante que ya es una entrega, la primera, la entrega del alma que precede a la del cuerpo. “Conóceme, mírame. Soy así. Esto es lo que he vivido, esto es lo que he amado. ¿Y tú? ¿Y tú, amor mío?

 

 

martes, 12 de septiembre de 2017

El camino de la guerra. Alemania bajo Hitler

   El camino de la guerra. David Irving





         Intenso y pormenorizado relato sobre los pasos que dio Hitler desde que alcanzó el poder en Alemania (en unas elecciones democráticas) hasta que se desencadenó la segunda guerra mundial.

         Publicado en 1990, Irving tuvo acceso a abundante documentación, con frecuencia inédita, para reconstruir cómo era la Alemania que gobernó Hitler.  El libro aporta rigor, se aleja de lugares comunes, y da luz a los orígenes de los terribles hechos acontecidos en Alemania y en buena parte de Europa, que llevaron al mundo al borde del exterminio.

         Hitler aparece no como un loco, como con frecuencia se le ha juzgado por los propios alemanes como autojustificación. Irving lo ve como un líder con dotes oratorias y de persuasión fuera de lo común, y con enorme capacidad de gobierno y estrategia militar y política. Estaba poseído por unas ideas que despreciaban el cristianismo. Para Hitler el amor a la patria alemana estaba por encima de cualquier otro sentimiento moral.

         El libro ayuda a conocer el funcionamiento de la alta política en aquellos años cruciales. Documenta con precisión y al minuto encuentros de Estado, conversaciones diplomáticas, gestiones secretas de los diversos gobiernos, mensajes cruzados, declaraciones públicas…

         Espanta la facilidad con que algunos  políticos son capaces de exponer a una nación entera a la guerra, confiados en que la guerra no llegará porque nadie la quiere y nadie se atreverá a tomar decisiones de fuerza.

         Da miedo comprobar la facilidad con que se pueden repetir esos pasos hacia el abismo, en una espiral de reclamación de derechos (económicos, culturales, lingüísticos, de esferas de influencia…) El amor a lo propio se corroe cuando para crecer se ve necesitado del odio a otros. 

         Es el peligro de ciertas formas de nacionalismo, que siempre nacen con apariencia benévola y dulce (amor al terruño) pero pronto se transforman en cizaña disgregadora, porque dividen y enfrentan.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Berlín. La caída: 1945

Berlín. La caída: 1945. Anthony Beevor





Relato crudo y desapasionado de la última batalla de la segunda guerra mundial, en la que los ejércitos de los regímenes nazi y soviético se enfrentaron a muerte, con una violencia terrible que sistemáticamente dirigieron también contra la indefensa población civil. 

El libro está muy bien documentado, y reconstruye con precisión los últimos meses de la guerra: movimientos de las tropas de ambos ejércitos, perfiles de los protagonistas militares más destacados, órdenes de los Estados Mayores, batallas y escaramuzas pueblo a pueblo, y ya en Berlín, calle a calle.

**

Jamás existió una violencia tan amplia y cruel –dice Beevor- menos comprensible aún por cuanto fue operada por personas que vivían en sociedades de un nivel cultural avanzado.

Viene a la mente la reflexión de Benedicto XVI, en Luz del mundo: tanto Alemania como Rusia estaban dirigidas por dos regímenes, el nazi y el soviético, que coincidían en su intento de convertir el ateísmo en religión del Estado. ¡Hasta dónde es capaz de llegar la crueldad del hombre cuando se prescinde de Dios! 

Paul Johnson recuerda en Tiempos modernos que la historia reciente es en gran parte la historia de los intentos del pensamiento ateo por colmar el enorme vacío dejado por la religión. 

Marx cambia la religión por el interés económico y la lucha de clases. Freud por el impulso sexual. Nietzsche intenta sustituir a Dios por la Voluntad de poder, y escribe en 1886 que el hecho de que la creencia en Dios no fuera ya defendible comenzaba a arrojar sus primeras sombras sobre Europa. Sombras y muerte.




Comenzaron a surgir esos nuevos mesías con ansias de controlar a la humanidad. Libres de las inhibiciones que provoca la religión, que se comportaron como auténticos estadistas pistoleros.

A esto se refería también san Juan Pablo II, en Polonia, agosto de 1991: “Si Dios no existe, estamos más allá del bien y del mal. El siglo XX nos ha dejado experiencias incluso demasiado elocuentes y horrendas que certifican el significado de ese programa de Nietzsche.”

Y el mismo Juan Pablo II en Alemania, en 1996: “La terrible experiencia del régimen del terror nacionalsocialista demostró que sin respeto a Dios se pierde también el respeto por la dignidad del hombre.” Y si algunos llegaron a cuestionarse cómo Dios pudo permitir esas desgracias, “todavía más demoledora fue la constatación de lo que es capaz  de hacer el hombre que ha perdido el respeto a Dios y qué rostro puede asumir una humanidad sin Dios”. “Los regímenes ateos han dejado desiertos mentales y espirituales.”




Beevor se detiene en varios momentos a analizar la personalidad de Hitler según personas que le trataron de cerca. Según algunos no tenía propiamente una enfermedad mental, sino un grave trastorno de personalidad que le había perturbado. Se había identificado hasta tal extremo con el pueblo alemán que creía que todo el que se opusiera a él se estaba enfrentando también a Alemania. Y si debía morir, el pueblo alemán no sería capaz de sobrevivir sin él.

Esa identificación hipertrófica con el pueblo alemán parece que le llevó incluso a no contraer matrimonio, para resaltar su imagen de “célibe por la causa alemana”, y para despertar la admiración y el afecto de todas las mujeres alemanas, que podían soñar con ser la elegida algún día por su líder. 

Otros apuntan a su posible homosexualidad, que trató de ocultar teniendo cerca a Eva Braun. La relación entre ellos es un misterio, y algunos apuntan que era como la de un padre con su hija.





lunes, 7 de septiembre de 2015

The monuments men: salvad el patrimonio histórico de la humanidad



The Monuments Men. Robert M. Edsel. Ed PlanetadeLibros




La destrucción y el saqueo del patrimonio cultural, artístico y religioso de las naciones es una de las grandes tragedias de las guerras. Con frecuencia no se trata de  un daño colateral, sino algo provocado a conciencia, con afán de herir, humillar o incluso borrar del mapa la conciencia histórica de una nación.


Nos llegan noticias de los estragos que el Estado Islámico está provocando en monumentos de gran valor arqueológico en Siria o Irak. Tras la invasión de EEUU en 2003, el Museo Nacional de Irak en Bagdag sufrió un terrible saqueo, en el que desaparecieron cerca de quince mil obras de arte de gran valor. Una sociedad que se precia de ser civilizada no debe acostumbrarse a estos desmanes. Un atentado contra el patrimonio de la humanidad es un atentado contra el legado común, que pertenece a todos.


Robert Edsel reivindica en este libro el trabajo de protección y recuperación de obras artísticas que un pequeño grupo de expertos realizó durante la segunda guerra mundial. Es una historia real, basada en abundantes fuentes documentales escritas por sus protagonistas.


Los “hombres de los monumentos” fue un equipo de personas, algunos expertos en arte, creado por  los aliados para que acompañaran a las tropas en su avance sobre Europa, con la misión de señalar y proteger los monumentos más importantes, y encontrar las obras de arte que hubiesen sufrido saqueo. Con escasos medios, y con frecuencia a regañadientes de sus jefes militares, ese pequeño grupo de hombres consiguió salvar gran parte del legado cultural de Europa.


El autor ha tenido acceso, entre otras fuentes históricas, a la correspondencia y notas de diario de los principales personajes de aquel equipo. Por eso logra reconstruir con realismo la vida en algunos de los frentes de guerra y en los territorios que se iban liberando, especialmente en Francia, Países Bajos y Alemania.

*

Anoto algunas ideas que me han parecido resaltables:

-          La percepción de los acontecimientos históricos por sus protagonistas, y su opinión sobre ellos, puede ser distinta de la nuestra. Ese es uno de los grandes retos de la historia, que no siempre respetan  algunos políticos y agitadores culturales seudointelectuales, que tratan de desorientar a los incautos juzgando a los personajes históricos desde la mentalidad actual. (18)

-          En situaciones de emergencia es cuando se descubre el valor de las personas abnegadas, que no piensan sólo en su interés personal. El general Eisenhower, en 1942, buscaba gente capaz de cumplir, “capaz de olvidarse de sí mismo y de su suerte personal. Ya he relevado a dos oficiales por no preocuparse más que de “injusticias”, “atropellos”, “prestigio”” en decisiones que parecían arrinconarles. (25)

- 
-          El retablo de Gante , que representa la Adoración del Cordero Místico, pintado por los hermanos Van Eyck en 1432, es una obra magistral que revolucionó la historia de la pintura por su minucioso realismo. Con él se inicia el Renacimiento en los países nórdicos. (154).

-          Un homenaje al silencio y la discreción: a menudo quienes realizan las mayores hazañas son quienes menos hablan de ellas. (166)

-          El conde von Metternich era el jefe de la Kuntchurtz, organismo de conservación cultural alemán en Paris durante la ocupación. Luchó para que los alemanes respetaran los Acuerdos Internacionales de la Convención de la Haya, y evitó saqueos caprichosos de Goebbels y Göring. Los nazis le acusaron de ser “demasiado católico” y de defender los intereses de Francia, pero en realidad era un hombre noble que no se plegó al juego nazi.(168)

-          El Tapiz de Bayeux, del siglo XI, un bordado de más de 60 metros de largo, es la descripción más detallada que se conserva acerca de la vida en la Alta Edad Media. Una reliquia religiosa, pilar de la historia cultural francesa.